Roel mar de las espadas by Salvatore R. A

Roel mar de las espadas by Salvatore R. A

autor:Salvatore R. A. [A., Salvatore R.]
La lengua: spa
Format: epub
Tags: SF
publicado: 2009-12-12T21:24:44+00:00


15

De copas con un enano arisco

–No tenía que haberos dejado partir solos a los dos -gritó una voz fanfarrona cuando Drizzt y Catti-brie entraron en el Cutlass de Luskan. Bruenor y Regis estaban sentados en la barra, frente a Arumn Gardpeck; ambos tenían aún un aspecto un tanto demacrado debido a su azaroso viaje.–No pensé que vinierais -comentó Drizzt, acercando un taburete a sus amigos-. La estación está muy avanzada.

–Más de lo que te crees -masculló Regis, y Drizzt y Catti-brie se volvieron hacia Bruenor para que se lo aclarara.

–Bah, una tormentita de nada -bramó el enano.

–Tormentita para un gigante de las montañas -murmuró Regis en voz baja, y Bruenor soltó un soplido.

–Sirve vino a mi amigo y a mi hija -dijo Bruenor a Arumn, que estaba haciendo justo eso. En cuanto Arumn sirvió las bebidas y se alejó, la expresión del enano de barba rojiza se hizo muy seria.

–Así que, ¿dónde está mi hijo? – preguntó.

–Con Deudermont a bordo del Duende del Mar, por lo que sabemos -respondió Catti-brie.

–Aquí no ha atracado -dijo Regis.

–Ni en Aguas Profundas, aunque podrían hacer escala antes del invierno -explicó Drizzt-. Ése sería el proceder normal del capitán, aprovisionar el barco como es debido para la estación fría.

–Después probablemente zarparían hacia el sur -añadió Catti-brie-. Y no regresarían a Aguas Profundas hasta la primavera.

Bruenor volvió a resoplar, pero con la boca llena de cerveza, y acabó escupiendo la mitad sobre Regis.

–Entonces, ¿por qué estáis aquí? – exigió-. Si mi hijo va a pasar por Aguas Profundas, y luego no regresará hasta dentro de medio año, ¿por qué no estáis allí, para ocuparos de él?

–Dejamos un recado -explicó Drizzt.

–¿Recado? – repitió el enano con incredulidad-. ¿Qué clase de recado? ¿Hola? ¿Bien hallado? ¿Abrígate durante el invierno? Condenado elfo, contaba contigo para que trajeras de vuelta a mi hijo.

–No es tan fácil -respondió Drizzt.

Sólo entonces se dio cuenta Catti-brie que Arumn Gardpeck y Josi Puddles se iban acercando discretamente, con la oreja puesta en dirección a los cuatro amigos. No les dijo nada, ya que comprendía bien su interés en todo el asunto.

–Encontramos a Delly -dijo, volviéndose para mirarlos-. Y a la niña, Colson.

–¿Cómo le va a Delly? – preguntó Arumn, y Catti-brie se percató de que Josi Puddles se mordía el labio con expectación. Probablemente le gustaba la chica, pensó Catti-brie.

–Le va bien, como a la pequeña -agregó Drizzt-. Aunque justo cuando llegamos, las encontramos en peligro.

Aquellas ominosas palabras provocaron que los cuatro oyentes le miraran con fijeza.

–Fue cosa de la pirata Sheila Kree, o eso creemos -explicó Drizzt-. Por alguna razón que todavía no sé, decidió enviar un grupo de asalto a Aguas Profundas.

–¿A por mi hijo? – preguntó Bruenor.

–O para intimidar a Deudermont, que la ha estado persiguiendo durante toda la estación -comentó Arumn, que estaba bastante versado en estas cuestiones, dado que escuchaba los cotilleos de los muchos marineros que frecuentaban su taberna.

–Una cosa o la otra, y por eso hemos vuelto para averiguarlo -respondió Drizzt.

–¿Sabemos si el Duende del Mar sigue a flote? – preguntó Regis.



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